Linda historia la que nos ha llegado y dura a la vez, leanla y que cada cual se forme su propia opinión, esta es la historia de José Armando López. ¿Como vivir sin ella por 35 años?
Fue en 1979, en una fiesta de personas humildes conocí a la que sería el amor de mi vida, Adri, una linda chica sencilla, bonita, de tez morena clara, delgada y con cabello castaño quebrado hasta los hombros, vestía un lindo vestido blanco adornado con rosas, zapatillas marfil y unos aretes de oro pequeños. Mientras mi amigo y su familia estábamos sentados en una mesa de lámina contemplé a mi alrededor, era un sitio humilde, sin barda perimetral, de piso de tierra con muchas plantas y algunos pequeños árboles de granadas, al fondo una humilde casa de unos tres o cuatro cuartos con tejado. Una linda chica iba y venía sirviendo comida y refrescos o cervezas, se notaba diligente y amable, no pude dejar de verla durante una hora entera, le pregunté a mi amigo quién era esa chica y me dijo que era una prima lejana de él que era hija única de la señora de la casa que compartían con su abuelita. Tenía apenas ella 18 años y yo 21. Después de comer pusieron música bailable y me atreví a sacarla a bailar, ella aceptó y comenzamos a platicar, pasé el resto de la fiesta a su lado, nos enamoramos instantáneamente, yo no sabía aún mucho del amor, una novia loca con la que había terminado unos 5 meses atrás y ya. Al día siguiente domingo regresé para invitarla a salir, nos fuimos caminando tomados de la mano y le pedí que fuera mi novia, ella ¡Me aceptó! Y comenzamos desde ese momento una historia limpia y tierna de amor, yo estaba enamorado y conforme pasaron los días la amaba más. Encontré trabajo en una fábrica de papel y el resto de mi tiempo lo pasaba a su lado y con su humilde familia ¡Fue la época más feliz de mi vida! Ella era trabajadora y honesta, a su alrededor la gente se sentía a gusto. Pasaron 6 meses volando, nos amábamos tiernamente y le propuse matrimonio, ella lloró de alegría y aceptó, hablé con su madre y su abuelita y aceptaron que nos casáramos, ella estudiaba para ser maestra de educación física y le faltaban año y medio para terminar, ella seguiría estudiando ya casados. Pero un maldito tumor en su hermosa cabecita la enfermó y en menos de tres meses murió. Fue un golpe muy duro para mí y obvio para su familia. Quería morir también, pero de alguna manera sobreviví. Aun la veo…en mis sueños igualita, con su carita mirándome y tomados de la mano. Después conocí a otra chica, me casé con ella y ahora es mi esposa con dos hijos ya mayores. Pero a Adri la llevaré siempre en mi corazón.