Un primer amor siempre es especial, pero mas especial es aun si ese amor es un amor en navidad.
Era una fría mañana de diciembre en el pequeño pueblo de San Gabriel, donde las montañas y los bosques estaban cubiertos de nieve. Las calles estaban decoradas con luces brillantes y guirnaldas, y el espíritu navideño llenaba el aire. En medio de esta atmósfera mágica, dos corazones jóvenes comenzaron a latir con fuerza.
Lucia, una chica de cabello oscuro y ojos chispeantes, siempre había sentido una atracción especial por el invierno. Le encantaba la sensación del aire frío en su piel y el crujido de la nieve bajo sus pies. Este año, había algo más que la emocionaba: Fermín, el chico nuevo en el pueblo. Con su sonrisa tímida y sus ojos llenos de curiosidad, Fermín había llegado recientemente desde la ciudad y había capturado el corazón de Lucia desde el primer momento en que se cruzaron.
La coincidencia quiso que ambos fueran asignados como compañeros en el proyecto de decoración navideña del pueblo. Juntos, pasaron horas planeando y creando adornos para las calles, riendo mientras se enredaban en las luces y compartían anécdotas de sus vidas. A medida que pasaban los días, su amistad creció, y Lucia comenzó a sentir algo más profundo por Fermín, algo que hacía que su corazón latiera aún más rápido cuando estaba cerca.
Una tarde, mientras trabajaban en una gran estrella de papel dorado para la plaza del pueblo, una suave nevada comenzó a caer. Los copos de nieve se posaban en el cabello de Lucia y en las pestañas de Fermín mientras trabajaban juntos en silencio. El ambiente estaba lleno de un silencio sereno, solo interrumpido por los risueños villancicos que sonaban desde lejos.
«Lucia, ¿alguna vez has sentido que la nieve es como un lienzo en blanco esperando ser llenado?» Fermín rompió el silencio, mirando hacia arriba mientras los copos de nieve caían sobre su rostro.
Ella sonrió, mirando la nevada con admiración. «Sí, es como si cada copo de nieve fuera una oportunidad para crear algo hermoso y único».
Fermín asintió, sus ojos encontrándose con los de Lucia en un momento cargado de significado. «Como nosotros», murmuró, apenas audible.
La nieve continuó cayendo, creando un entorno mágico a su alrededor. Fermín y Lucia se miraron durante un largo momento antes de que él tomara una de las manos de ella con suavidad. La calidez de su mano en medio del frío invierno hizo que Lucia sintiera un escalofrío, pero también una sensación reconfortante.
«Lucia, desde que llegué a este pueblo, algo ha cambiado en mí», confesó Fermín con sinceridad. «No puedo evitar sentir que cada momento contigo es como un regalo especial».
Las mejillas de Lucia se tiñeron de un color rosa mientras miraba a Fermín con afecto. «Yo también siento algo especial contigo, Fermín. Eres como una brisa fresca en mi vida».
Fermín sonrió, acercándose lentamente a Lucia. Sus labios se encontraron en un beso suave y tierno, como los copos de nieve que caían a su alrededor. En ese momento, el mundo pareció detenerse y solo existieron ellos dos, compartiendo un primer beso en medio de la magia de la Navidad.
A medida que las semanas pasaban y se acercaba la víspera de Navidad, Lucia y Fermín continuaron explorando su amor en medio de las luces parpadeantes y los villancicos alegres. Pasaron tardes patinando sobre hielo en el estanque del pueblo, compartiendo cálidas bebidas junto a la chimenea y soñando juntos sobre su futuro.
Finalmente, en la víspera de Navidad, mientras las campanas de la iglesia comenzaban a sonar para anunciar la medianoche, Lucia y Fermín se encontraron en el parque cubierto de nieve. Con el sonido suave de los villancicos en el aire, Fermín se arrodilló frente a Lucia y le tendió una pequeña caja envuelta en papel dorado.
«Lucia, desde que te conocí, mi vida ha sido más brillante y cálida, como las luces navideñas que adornan nuestro pueblo», comenzó Fermín, su voz llena de emoción. «No puedo imaginar mi vida sin ti. ¿Te gustaría hacerme el hombre más feliz del mundo y ser mi compañera en este camino llamado vida?»
Las lágrimas de felicidad brillaron en los ojos de Lucia mientras abría la caja para encontrar un delicado collar con un colgante en forma de copo de nieve. Con una sonrisa radiante, asintió y extendió su mano hacia Fermín.
«Sí, Fermín. Quiero caminar contigo, construir recuerdos juntos y ser tu compañera en cada estación de nuestras vidas».
Fermín se levantó y colocó suavemente el collar alrededor del cuello de Lucia. Luego, la abrazó con ternura, sellando su compromiso en medio de la nevada noche de Navidad.
El invierno se convirtió en su estación favorita, no solo por la nieve y las festividades, sino porque marcaba el inicio de su historia de amor. A medida que los años pasaban, Lucia y Fermín compartieron muchas Navidades juntos, cada una llena de amor, risas y la magia de ese primer invierno en el que sus corazones se unieron en medio de la nieve y los villancicos. Y así, su amor floreció como una obra de arte única en el lienzo en blanco del invierno, creciendo más fuerte con cada estación que pasaba.