Cada situación, cada momento, cada experiencia vivida, deja una huella en nosotros, pero el tiempo también deja su propia huella implícita y a veces afecta a las demás que se grabaron en nuestro cerebro, en nuestra alma o en nuestro corazón.
Hay dos cosas que nunca vuelven a empezar, el tiempo y la vida, solo continúan y hay que tener presente que lo que se deja atrás se pierde para toda la vida.
La quise, la amé hasta la extenuación, más que a mi propia vida y no alcanzo a comprender como llegué a perderla.
He sufrido lo indecible, pero no por eso he dejado de amarla y espero que sea feliz sea cual sea el camino que tome en esta vida.
Estas fueron las últimas palabras que German escribió en su diario tras cerrar un capítulo de su vida.
No resulto nada fácil cerrar este capítulo de su vida, pero hay veces que es la mejor decisión a pesar del dolor que eso provoca en nuestro ser.
German se enamoró de Elisa y durante bastante tiempo fue muy feliz a su lado, vivieron un amor romántico y feliz, vivían el uno para el otro y se plantearon una vida juntos para siempre.
German era un joven romántico que deseaba ser el príncipe azul de su princesa, vivía junto a Elisa un amor intenso, casi emulaban a Romeo y Julieta y ambos eran los más felices del mundo. Casi a diario estaban como en una nube, rebosaban felicidad y eran envidiados por sus amigos, aquellos que aún no conocían el amor. Intensamente vivían su amor, cada minuto, cada hora, cada día, saboreaban su amor y cada momento vivido era más intenso que el anterior y se grababa como a fuego en sus corazones y en sus almas. Lo que parecía ser eterno no lo era tanto. El amor de cuento de hadas no existe en la vida real y con el tiempo aparecieron las primeras rencillas entre ambos, pero el amor siempre triunfaba y solucionaban sus diferencias.
Por pura casualidad o porque la vida es así de complicada a veces, se les presento una prueba de fuego donde podrían comprobar si su amor podía superar grandes obstáculos.
La vida sigue su curso y Elisa encontró su primer trabajo, ambos debían trabajar si querían iniciar su vida en común, como pareja, para poder formar su propia familia.
El trabajo de Elisa estaba fuera, lejos del lugar donde residían, así que se veían en la obligación de pasar toda la semana separados. No resulto fácil para ambos, acostumbrados a estar juntos a diario, pero con un poco de esfuerzo por ambas partes lo consiguieron. Hablaban a diario y aunque no podían verse, se sentían cerca el uno del otro y pasaban así la angustiosa semana.
Poco a poco se acostumbraron a la distancia y aquello se hizo rutina. Los fines de semana eran intensos y deseaban su llegada, para estar juntos. Parece que no era tan difícil, su amor podía con todo…….
O quizás no, la verdadera prueba estaba por venir, los celos, German empezó a sentir celos y empezó a ver cosas que no existían. Quiso saber de la vida de Elisa en su lugar de trabajo, de su quehacer diario, de sus compañías, de lo que hacía en su tiempo libre y todo eso empezó a carcomer su cerebro. Empezó a desconfiar de Elisa, sin motivo por parte de ella, pero eso empezó a hacerse enfermizo en German y empezó a afectar a su relación con ella.
Las discusiones comenzaron y cada vez más fuertes, las primeras consiguieron arreglarlas, pero a medida que pasaba el tiempo se tornaban más acusadas y cada vez les costaba más trabajo de ponerle remedio. Elisa empezó a cansarse de tanta discusión y de tanta desconfianza por parte de él. La convivencia se tornó insoportable y a pesar del desacuerdo de Germán rompieron su relación.
Tras la ruptura fueron innumerables las veces que Germán pidió a Elisa que le diera una nueva oportunidad, pero ella se negaba, decía que no podía vivir con alguien que desconfiaba de ella de esa manera. Él prometía cambiar, pero Elisa pedía hechos no promesas. Ante el sincero deseo de solucionar su problema con los celos y recuperar a su princesa busco ayuda profesional y se sometió a tratamiento de psicoterapia. No fue camino fácil, tampoco resulto rápido, pero después de un año de tratamiento consiguió superar su problema.
Volvió como un hombre nuevo, renovado por completo, pero con el deseo de volver con Elisa y demostrarle su amor nuevamente. En su alma llevaba grabado todo lo vivido y era su mayor deseo recuperar todo aquello que había perdido por sus celos.
Había pasado mucho tiempo, pero no pensaba rendirse, hablo con Elisa de nuevo y le explico lo que había ocurrido durante ese año que habían estado separados y le pidió una nueva oportunidad. Elisa, que era ya conocedora de todo el tema accedió a darle una nueva oportunidad con la esperanza de que esta vez sí pudieran vivir su amor a pesar de la distancia.
Comenzaron con mucha ilusión, Elisa continuaba con su trabajo y con su vida fuera y Germán también tenía su trabajo y su vida, todo estaba bajo control y su relación marchaba a pesar de todo, pero ya no era igual, el deseo de que llegase el fin de semana para verse había desaparecido, los besos ya no eran igual, las caricias carecían de calor, de sentimiento, la intensidad de su amor había desaparecido también. A pesar del empeño de Germán por que funcionase, no había chispa, no había química, la magia del amor no estaba presente y aunque ya no discutían por los celos de él todo resultaba extraño, frio, distante, eran como dos extraños que se conocían de siempre. El tiempo distanciados había pasado factura, de lo vivido solo quedaba el recuerdo y aunque él deseaba resucitarlo, no es posible sacar de donde no hay, su amor se había desvanecido con el tiempo, aquel amor, que ambos habían vivido con tanta intensidad, había quedado atrás para siempre. Elisa no era la misma, se había acostumbrado a estar sin él y no tenía los mismos sentimientos que antes. No resultó fácil para Germán entender la perdida de aquel amor, pero si tenía la suficiente cordura para saber que sin amor no era posible seguir adelante.
Habló con Elisa y le expuso su realidad y su sentir y concluyo con que no tenían futuro con aquella actitud y aunque la amaba manifestó su deseo de terminar con aquella relación por el bien de los dos. Elisa estuvo de acuerdo, no pidió demasiadas explicaciones, estuvo de acuerdo con Germán y terminaron con su relación aquel mismo día.
Germán sufrió mucho por aquella perdida, se reprochó a si mismo sus celos como posible causa de todo lo ocurrido o quizás el destino de ambos a pesar de todo fuese terminar separados, lo que si estaba claro, es que lo que aquel día dejó atrás, lo había perdido para siempre.