Amor

PRESO DE MI TIMIDEZ

Una historia que transmite sufrimiento y emoción a la vez, esta historia que hoy nos hace llegar nuestro amigo donde se lamenta de su timidez por la que desgraciadamente nunca hizo saber a su amor lo que sentía por ella. «Preso de mi timidez»

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Esta historia transcurre durante mis 4 años de secundaria. Siempre fui un chico tímido y reservado, con dificultad para abrirse emocionalmente a otros, pero con el tiempo hice mis amigos y llegue a llevarme bien con mi clase. El primer año se resume en, entrar a un nuevo instituto con 2 amigos conocidos y una clase de 32 por conocer. Sin darme cuenta, yo analizaba poco a poco cada uno de los sujetos que había en dicha clase. Mi primera observación fue que en total éramos unos 8 chicos y todas las demás eran chicas. «Mola…” pensé, aun sabiendo que lo de ligar no era lo mío. Obviamente la parte enamoradiza de mi analizaba cada día las chicas que me rodeaban, los primeros días físicamente, ya que no las conocía, y poco a poco emocional e intelectualmente, según las iba conociendo. Hubo dos o tres que me llamaron por su físico, y otras dos en las que apenas me había fijado se convirtieron en buenas amigas mías. Deduzco que no tuve dificultad para entablar amistad con estas, porque nunca las vi como posibles parejas si no que únicamente como amigas. Sin embargo de entre ese gran número de chicas que componía mi clase, solo una destacaba por encima de todas. Era una de las que me parecieron atractivas el primer día y que cada día que la observaba desde mi pupitre y la veía hablando con sus amigas, sonriendo, levantando la mano etc. me gustaba más. Aun así, mi mente archivo en algún rincón que esa era la que más me gustaba de clase y termine el primer año a mi rollo, confiando en que compartir clase con el tiempo nos haría conocernos. Y así termine 1º sin ningún tipo de historia. En 2º ya tenía calada a toda la clase, sabia en quien confiar y a quien ignorar y entendía la personalidad de cada uno. Pero había ella seguía siendo un misterio, por más que la observase nunca me acerque a hablarle y viceversa, así que era la única chica que aún no conocía de mi clase. Pero estábamos en secundaria y tarde o temprano coincidimos en grupos de trabajo. Y así es como empecé a tener contacto con ella. Algunas clases nos separaban en dos grupos por orden de lista, y fue cuando agradecí que nuestros apellidos comenzasen por la misma silaba, ( casualidad verdad?) En tecnología o ciencias naturales por ejemplo, íbamos al mismo grupo y fue en estos grupos donde descubrí que no me gustaba. Era mucho más que eso. Si ella estaba cerca yo ya era feliz. Si me hablaba se me aceleraba el pulso, me ponía nervioso, notaba algo en el estómago y sencillamente hacia el ridículo cuando tras una pregunta tardaba varios segundos en responder porque aun estaba intentando encontrarme a mí mismo dentro de sus ojos. Perdido en su mirada o colgado de su sonrisa, era como si me hechizara. Al final conseguía desembelesarme pues me daba cuenta de que cantaba mucho que la mirase embobado y respondía lo más educada y afectuosamente que podía. Intentaba hacerla reír, caerle bien o como minino, no caerle mal. Tras muchos encuentros de este estilo, creo que conseguí por lo menos caerle simpático. Pero no se podría decir que fuésemos amigos, pues solo hablábamos cuando la situación lo exigía. Con este pequeño avance hacia ella, termine segundo. Hubo dos momentos clave en esta historia, uno de ellos viene a continuación, en 3º. Cierto día de tercero, la tutora decidió que debíamos reorganizar los pupitres pues todos se pasaban la clase hablando con el de al lado. Y… adivináis? La sentaron a mi lado. En pupitres separados por parejas, lo que significa que sería la persona que tendría más cerca en todas las clases. Por un lado fue un regalo. Iba a clase feliz con el único propósito de pasar un día más a su lado. Por otro fue una maldición. Como iba a pasar todos los días, temblando de nervios, sudando, colorado, y sin poder mirarla a la cara ser hechizado? Pase estos primeros días como una tumba. No abría la boca si ella no me preguntaba algo, pero por suerte la confianza fue aumentando entre nosotros y tras un tiempo se podría decir que éramos buenos amigos. Digo » se podría decir» porque si bien era cierto que ya nos podíamos hablar sin que yo pareciese idiota, también era cierto que yo seguía siento muy tímido y seguía perdidamente loco por ella. Así que seguía dándome una vergüenza extrema sacar un tema para entablar conversación con ella, y como pertenecíamos a círculos de amigos distintos rara vez nos hablábamos fuera de clase. Quizás yo iba por el patio con un colega y ella estaba estudiando mates con sus amigas por ahí cerca y me decía: oye ayúdanos con esto etc…(me pedía ayuda porque siempre fui de los mejores de mi clase, sobretodo en mates y dibujo), pero eso era nuestra máxima comunicación. Con el tiempo reorganizaron la clase y mi sueño termino. Y con esto paso otro año con un paso más hacia ella. Y llegamos a 4º. Aquí la historia se vuelve complicada de vivirla, de entenderla y sobre todo de explicarla. Durante este curso sucedieron varios momentos que me hicieron creer que tenía una posibilidad con ella. Hasta entonces yo solo soñaba con ella pero jamás creía que pudiese hacerse realidad. Pequeños momentos que me animaban eran por ejemplo:
1- Iba yo por el patio, apunto de entrar al edificio, se abre la puerta delante mío, y sale una amiga de mi pueblo con quien yo tenía una confianza de nivel hermanos, y ella se me echa encima como siempre diciendo: ven que ha pasado tal y cual… etc. muy afectuosamente cono ella solía ser siempre y mientras intento quitarla amistosamente de encima mío veo que por la misma puerta donde salió mi amiga salen las chicas de mi clase, entre ellas, ella. No sé cómo describir ese cruce de miradas. Creo que mi mirada expresaba: no espera verte aquí, y esta chica es solo una amiga. Mientras que la suya expresaba: No sabía que te llevases tan bien con otras chicas. Me atrevería a decir que creí ver celos en esa mirada.
2- Entregan las notas de un examen. Mi nota es la más alta, (pasaba a menudo) y se oyen los típicos comentarios: que cabrón, empollón, has estudiado?, dios!… etc. Mi mente pasa de todo y mis ojos buscan involuntariamente a esa chica al otro lado de la clase. Y la encuentran mirándome, sonriendo, y susurrando de manera que no la oigo pero vocalizando mucho para que pueda leerle los labios. Me lanzaba amenazas amistosas como enfadada porque aprobase sin esfuerzo. Luego sonreía y me hacia el gesto con la mano que se le suele decir a un niño pequeño cuando le adviertes de que le vas a dar un azote. Yo me quedaba… solo recordarlo me quedo igual que entonces. Hechizado como si fuese una sirena, inmune a mí alrededor, como si solo existiéramos ella y yo. Solo sabía responderle con la misma sonrisa y asintiendo desafiándola a cumplir su juguetona amenaza.
3- Este tercer momento fue el que junto al cambio de pupitres tubo mayor importancia en esta historia. De nuevo la amiga del pueblo que supuestamente la había puesto celosa hizo de las suyas. Esta chica no estaba muy bien cocida y se le iba bastante la cabeza, y en un arrebato de locura a la hora del patio le dio por morderme el cuello. Fue un mordisco literal, con los dientes y aguanto como un minuto mordiéndome mientras yo me quejaba. Cuando por fin soltó me había dejado un circulo de dientes con un increíble chupetón en el medio. (obviamente esto me hizo pensar en las intenciones de esta chica, pero para mí solo existía la chica de mi clase, mientras que la de mi pueblo solo era casi una hermana). Ese mismo día había recuperación de mates. Y se tenía que presentar toda la clase excepto 5 alumnos. La empollona de clase, la chica de mis sueños, una amiga suya, un amigo mío y yo. La empollona acabo por no sé qué pupitre haciendo dios sabe que, mientras que los otros cuatro terminamos hablando entre nosotros toda la hora. Durante esta conversación lo único que recuerdo son dos temas. Por un lado salió el tema del chupetón que llevaba en el cuello, cosa que pudo haberla puesto celosa si realmente estaba interesada en mí. Y por
otro lado les enseñe a los tres mis dibujos (uno de mis pasatiempos y lo que mejor se me da). Muchos en clase me habían pedido alguna vez un dibujo, pero ella siempre miraba para otro lado cuando alguien se ponía a flipar con mis dibujos. Pero ese día por fin ocurrió. Me pidió si podría dibujarle a su perrita que en Facebook podría encontrar fotos. Le dije que si como quitándole importancia, pero creedme, para alguien que ama el dibujo, dedicarle horas y horas de esfuerzo a tu mejor dibujo para la persona que amas, es de lo mejor que le puede pasar. Estaba súper emocionado, llegue a casa, pase de los deberes, fui directo al ordenador, Facebook, lápiz, goma, papel y a dibujar mi mejor obra. El día siguiente fui a clase ilusionadísimo, con muchísimas ganas de entregarle todo mi esfuerzo, todo mi amor por ella plasmado en un dibujo. Pero cuando entraba en clase me di cuenta de algo.
Que tenía que hacer? Cruzar la clase llena de adolescentes crueles que se ríen de cualquier cosa, con un dibujo para la chica que me gusta, como un crio, dárselo sin más y volverme para mi asiento mientras todos se tronchaban de lo patético que sería? No. Aquí mi timidez me dijo basta. Pensé, mañana quizás. Algún día que estemos hablando a solas. Para cuando eso paso había pasado tanto tiempo que ya ni ella se acordaría de que me lo pidió. Jamás se lo entregue.
Y esos son algunos de los momentos que durante 4o me hicieron ver que quizás ella también estaba interesada en mí. Pero la historia se pone interesante aquí. Semana santa. Vacaciones entre el segundo y tercer trimestre del último curso. Mi cumple. Y mis padres me dicen que nos mudamos. Que el banco nos quita la casa. No me despedí de mi clase. Ni había clases antes de mudarme ni hubiese tenido el valor para despedirme si las hubiese habido. Así que sencillamente desaparezco sin dejar rastro del instituto. Y es mi tutora la que, al acabar las vacaciones les dice a mi clase, que ya no volveré nunca. Yo, intente mentalizarme de que daba igual. Que solo eran amigos y que ya haría más amigos. Pero dejar de ver a esa chica me partió el alma. Jure que no volvería a enamorarme y maldije mil veces haber sido tan tímido, tan cobarde y no haberle confesado nunca que estaba loco por ella.
Pasaron 4 años. Hice nuevos amigos, a los que no cambiaría por nada en el mundo. Pero a lo largo de esos cuatro años jamás la olvide. Tardes tirado en la cama pensando en todo lo que aquí os cuento. Noches soñando con ella, aun después de no verla desde hace años. Y mañanas donde me levando muerto, porque sueño con ella y me despierto sin ella. Me comía por dentro no haberle dicho la verdad pero cada día que pasaba hacia más difícil un intento de retomar el contacto. Hasta que un día encontré en mi vieja carpeta, el dibujo. Su perra. Casi llore cuando lo vi. Pensé que sería un buen tema volver a hablar con ella. Tras horas de borrar y escribir el mismo mensaje con los dedos temblorosos la salude por chat. Le dije que hacía tiempo que no hablábamos y que quería enseñarle algo. Cuando vio el mensaje, horas más tarde y respondió, se me acelero el corazón. Me pregunto qué quería enseñarle y le envié la foto del dibujo. Me dijo que estaba muy guapo, reconoció que era su perra y le gustó mucho, pero cuando le pregunte si se acordaba de cuando me lo pidió y no se lo di, me dijo que no. Uno de los mejores recuerdos que tenia de ella, y ella ni se acordaba. Se me cayó el alma, le dije que solo quería enseñárselo ya que lo hice para ella y se acabó la conversación.
No hablamos nunca más. Ha pasado otro año desde entonces. Sigo teniéndola en mi mente todo el día. Y sé lo que pensaría cualquiera. Solo tengo veinte años, aun no sé lo que es el amor verdadero, me queda mucha vida por delante, hay muchas chicas, solo olvídala y busca otra, si ya han pasado 5 años no tiene sentido seguir atado a ella… Sería normal pensar eso, de hecho es lo que me digo a mi mismo para seguir adelante. Pero entonces porque sigo soñando con ella, porque sigo acordándome de su hechizante sonrisa y su encantadora voz, y porque sigo imaginando mi futuro junto a ella…

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