PROMESA:
Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo.
Este es el significado de promesa según la R.A.E., es un juramento, un contrato verbal con la obligatoriedad de cumplimiento, pero es posible que cada cual interprete esta palabra según le convenga. Hay un dicho popular que dice que “cada uno se engaña con la mentira que más le gusta” y debe ser cierto.
Me prometí a mí mismo que siempre la amaría y así lo he hecho hasta ahora, siempre he sido fiel a esa promesa y lo seré hasta el fin de mis días. Probablemente he incumplido alguna, como todos, pero intento cumplir cada una de las que hago.
EXCUSA:
Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión.
Este es el significado de excusa según la R.A.E., todos hemos puesto una excusa alguna vez, es naturaleza del ser humano.
En esta historia se juntan estas dos acepciones, no digo que voluntariamente, o quizás sí, aunque realmente prefiero pensar que no.
Fueron muchas las promesas que me hizo, todas y cada una bien recibidas por mí, deseando que llegase el día en que se cumpliesen, pero tristemente vi como todas y cada una de ellas se iban desvaneciendo en el tiempo y eran presa del olvido.
Cada cual que se ponga en la piel del otro y recapitule que sensación tiene cuando alguien le hace una promesa y no la cumple, ¿es triste verdad?, te deja un sentimiento de indiferencia hacia ti que te hace replantearte seriamente si tu relación con esa persona merece realmente la pena.
Me prometió su amor eterno, cosa que creo o quiero creer que es así, es algo que no se puede medir, aunque sus acciones muestran que algo hay.
Pero junto a esta promesa de amor eterno vinieron más, todas a voluntad propia de ella, cada una con su propia historia detrás, una verdadera historia y una verdadera promesa.
Que pasó o que dejo de pasar, aun hoy es un auténtico rompecabezas para mí, lo cierto es que para cada una de las promesas hubo una excusa posterior.
Quizás las promesas las hacía de forma impulsiva y luego recapacitaba y se encontraba con el dilema de si podría o debía cumplirla o no y ante tal duda buscaba una excusa. Unas veces con cierto sentido y otras lo más inverosímil del mundo, pero como ya mencioné anteriormente todas esas promesas fueron presa del olvido.
Ambos sabíamos que lo nuestro no podía ser, pues era un amor prohibido, pero cuando alguien te hace la promesa de que pase lo que pase quiere ser tuya al menos una vez eso remueve y zarandea cada centímetro de tu alama, sobre todo cuando existe tanto amor por medio. Pero luego duele, duele muy dentro cuando empiezan a llegar excusas que a veces no vienen ni a cuento.
Recuerdo una promesa cumplida. Me prometió reunirse un día conmigo y eso lo cumplió, fue maravilloso, siempre lo llevaré conmigo.
Sugerí más encuentros, pero siempre había una excusa por su parte. Quizás para ella aquel encuentro no fue lo esperado y decidió no repetirlo, quien sabe.
Hubo más promesas, cada una con su excusa. Aún sigo esperando su historia de amor, esa que me prometió contar algún día y que cuando alguna vez se lo recordé nuevamente hubo excusas.
En una de las últimas conversaciones que mantuvimos, me prometió que hablaríamos cada semana. No necesito esa obligatoriedad, ni siquiera que lo haga cada semana, pero sí que esperaba y deseaba que no me dejara en el olvido….
Tampoco lo cumplió y lo que es peor, si algún día se decidía a comunicarse conmigo, lo hacía como cumplido, un “¿cómo estás?” y pare usted de contar, sin esperar respuesta, pues cuando yo contestaba había una excusa la mayoría de las veces diciendo que no podía hablar.
En mis conversaciones con ella, cuando soy yo quien las inicia, busco siempre un momento del día en que pueda dedicarme solo a eso, a hablar con ella, pero supongo que no todo el mundo tiene porque hacerlo igual.
A veces me pregunto qué hay de verdad en todo lo que me dice, soy un entretenimiento, alguien de quien mofarse, un amigo, un amor…..
Debe ser verdad que el amor es ciego, a pesar de todo, la quiero, la he querido y siempre la querré, aunque para ella solo sea un pasatiempo.
No cambio mi actual vida, tampoco quiero que ella la cambie, pero no quiero que me haga promesas para luego no cumplirlas, duele demasiado, daña mucho el amor, te hace sentir un objeto inanimado y sin sentimientos del cual cada quien puede disponer y usar a su antojo sin permitírsele siquiera un suspiro de queja, pues se da por hecho que está ahí para eso.
No prometan si no pueden o piensan cumplir, pónganse en el lugar del otro, piensen en cuanto daño hace una promesa no cumplida y en cuanto duele una excusa.