Que difícil, que duro resulta cuando sientes un inmenso amor por alguien y ese alguien no te corresponde de igual manera. Por qué siempre esperamos que esa otra persona se de cuenta de lo que sentimos por ella y damos por hecho que ha de ser así, en vez de actuar y declarar nuestro amor y asegurarnos a tiempo si nos corresponden de igual manera y no tener que lamentar luego.»Pudo ser, pero no fue».
Si digo que penséis ahora mismo en la persona de la que estáis enamorados, seguro que se os viene alguien a la cabeza, y seguro que os acordáis del día en el que os enamorasteis de ese alguien, toda persona normal y que no estuviera ese día en estado de embriaguez se acordaría. Pues bien, yo soy una de esas personas que no recuerda el día en el que me enamoré de este individuo (puntualizo: no estaba en estado de embriaguez). Empecemos: Me llamo… da igual cómo me llame, tengo 18 años y me ha dado por escribir sobre un amor no correspondido que seguramente a todos los adolescentes nos ha pasado. He querido dejar reflejada mi «historia» si se puede llamar así, para simplemente contársela a alguien, aunque quizás esto no llegue a salir de las notas de mi iPhone. Me sentía en la necesidad de hacer esto, aunque quizás no valga para nada. Pero ojalá que al menos me sirva para desahogarme. Como he dicho, no me acuerdo del día en el que me enamoré de este chico, pongámosle un nombre, Antonio. Antonio, es el típico joven que no es guapo, pero tiene ese algo que llama la atención. Puede ser porque es un payaso, o simpático… la cuestión es que la gente con Antonio se lo pasa bien, siempre riendo. Por el contrario, si eres yo, con él o por él, mejor dicho, llorarás más que una magdalena. Creo que es el chico por el que más he sentido hasta el momento, y puedo decir y estoy en todo mi derecho que con 18 años que tengo puedo hablar de lo que es estar enamorada. Sé que habrá gente que diga que no, que imposible… que soy muy joven. Bien, pues le contesto a esa gente y les digo que para el amor no hay edad que valga, que no es la primera vez que se escucha esto, pero es la verdad. No sé cómo expresar todo lo que he sentido por él, no sé cómo explicarlo. Nos conocemos desde siempre, de pequeños jugábamos a los padres y a las madres, ¿adivináis de que hacía yo? Sé que, seguro que habéis dicho de madre y Antonio de padre, pero no. Hacía de hija, sí, de hija. Yo era su hija, os podéis imaginar ya entonces que me saca unos cuantos años (concretamente 6) … no crecí con él, solíamos jugar y vernos cuando yo iba a la casa d mi abuela, porque él vivía cerca de allí. Después mi abuela falleció y deje de ir por esos barrios. Pasó el tiempo, y cuando nos volvimos a ver, Antonio ya no tenía 10 años, ni yo 4 años. Y como me dijo él, palabras textuales: «Has pasado de ser mi hija a poder ser perfectamente mi novia». Pero no se dio el caso nunca, por desgracia él ya tenía novia. No quiero contar todo lo que pasó entre nosotros, porque en realidad tampoco hubo mucho, el primer beso llego bastante tarde, después de haber estado 3 años detrás de él, y obviamente que si estaba detrás de él era porque daba señales de que le gustaba( yo ingenua de la vida y después de varias experiencias anteriores con algún q otro tío, no sé cómo me creí que Antonio podría sentir algo más que un simple «calentón») después hubo otro beso, hubo abrazos, caricias, me tocaba el culo cuando le daba la gana, nada más por eso ya me debería haber dado cuenta de que solo era porque (según sus palabras textuales) «estaba buena». Bueno la cosa empeoró, después de haber estado callada durante 3 años aguantándolo y enamorándome cada vez más, todo ese tiempo y todo lo que he dicho que me hacía, él tenía novia, y no es que no me diera a valer ni mucho menos, yo sabía perfectamente lo que hacía, pero por él en ese momento fuera hecho cualquier cosa y me fuera humillado también, y eso es lo triste… pero es la verdad. Una noche exploté y en su coche (porque me iba a llevar a mi casa) le dije todo lo que se me pasó por la cabeza, parecía una loca recién salida del psiquiátrico… pero creedme si os digo que estaba así, loca, por su culpa. Se quedó tan sorprendido que se tuvo que salir del coche a tomar el aire, yo estaba llorando y gritándole, y se agobió bastante. Pero no me dio ninguna pena. La cosa quedó en que él no sabía que me estaba haciendo tanto daño y que por lo que me dijo pues no sentía nada más por mí que solo era el simple hecho de q estaba buena. Pero no me convenció, aún me sigue sin convencer, sé que sí que siente por mí, pero que no puede dejar a su novia y si no la deja no es porque la quiera, sino la deja es simplemente por comodidad, porque es más fácil quedarse con lo conocido que experimentar cosas nuevas y arriesgarse. Después de la pelea en el coche, cada uno cogió su camino y a día de hoy no hemos vuelto a saber más el uno del otro. Mis amigas lo pillan mirándome de vez en cuando, pero cuando lo voy a mirar nunca encuentro su mirada, y cuando la encuentro ya no es como antes. Me da pena, pero lo que yo sienta o deje de sentir ya da igual, ahora soy yo la que le ha dado motivos para que no me vuelva a hablar. Quizás es mejor así. Quizás esto tendría que haber acabado hace tiempo e hicimos mal en haberlo prolongado tanto. Me duele porque sé que ya no voy a volver a besarle ni abrazarle, pero puedo decir que por él lo hice todo, lo intenté todo. Y ahora sí que se ha terminado nuestra historia para siempre. La vida no termina por eso, pero sí que se vuelve un poco más gris de lo que ya es. Ojalá que algún día sepa lo mucho que lo he querido y la de tonterías que he hecho por él. Entonces ahí quizás se dé un poco de cuenta de que a veces es preferible salir de la zona de confort porque al otro lado puede estar esperándote cosas maravillosas y que a veces es mejor arriesgar y no quedarse con lo conocido. ¿Conclusión? no he sacado ninguna conclusión de esto. De los errores se aprenden, sí. Pero si no lo considero un error a pesar de todo, poquito voy a aprender. En fin, espero que con el tiempo se calme todo un poco y que llegue el día en que nos podamos saludar o al menos mirarnos a la cara y que solo pensemos, «¡vaya! qué cambio ha dado» o cosas así que suele pensar la gente cuando no hay sentimientos ni recuerdos ni rencores. Que se quede todo en algo que pudo ser, pero por miedo u orgullo o llamadlo «x» pues se quedó en eso, en un pudo ser, pero no fue.