Samanta ha querido contarnos hoy su historias, una historia en la que se da cuenta que su amor es solo una ilusión. Un amor incondicional por su parte, aunque la hayan engañado, humillado, etc. Hay personas que no se merecen que les amen así, pero el amor es tan ciego a veces…
Yo cursaba segundo año de secundaria, en ese entonces no creía en el amor o tal vez sí, pero aún no lo encontraba.
Recuerdo bien el día que lo conocí, un día lluvioso y con mucho frío, yo me dirigía a mi salón venia subiendo del receso, cuando escuché su voz.
Me detuvo en el pasillo del salón, me prestó su suéter aun sabiendo que la maestra lo podría regañar.
Desde ese pequeño instante, él se preocupó mucho por mí.
Recuerdo cuando cada que me veía me besaba la mano y estábamos todo el receso juntos.
Poco a poco me fui enamorando de él, y poco a poco lo sentí muy cerca de mí.
Hasta que el día en el que ya no lo vi como amigo, yo ya estaba muy enamorada de él, lo típico; las mariposas en el estómago, estar feliz de cualquier cosa, te ríes de cualquier cosa que él pueda decir, estar nerviosa, quedar bien con él, interesarte por él, preocuparte por el…
Todo era miel sobre hojuelas, ahh claro que sí, siempre estábamos juntos, pero… El solo me veía como su mejor amiga.
No podía ver más allá de lo mucho o poco que le llegue a demostrar.
Pero de repente cambio completamente, el me abrazaba, me besaba, me cuidaba, me celaba, me necesitaba, y me extrañaba cuando no estaba con él.
Podría decirse que ya éramos algo, él me llegó a decir que le gustaba, y el porqué. Él era muy cursi, romántico, detallista, argg muy lindo.
Así que, él era mi chico perfecto.
Cuando hablábamos por medio de una red social y nos escribíamos mensajes, siempre yo era la que le hablaba bonito, también en persona.
No me preocupe tanto por eso, pues creí que estaba cansado o no quería hablar.
Todos los 7 meses que duramos fueron especiales, muy bonitos, lo mejor de mi vida. El me demostró que el amor si existía y que puede ser correspondido.
Mis amigas y amigos me decían que tuviera cuidado con él, porque él no era el tipo de persona que creía. Algo a lo que honestamente me enojaba mucho, era como si me prohibieran estar con él. También lo criticaban mucho, lo ofendían aun estando yo presente, y honestamente, siempre lo defendía porque sabía que él no era como ellas decían, pues como él era el chico más codiciado de la escuela, toda chica quisiera estar con él y ser su novia. Creí que lo decían por envidia y aun así me negué a creer en una sola palabra.
Pasaron esos 7 meses, y lo nuestro se acabó. Nunca supe bien el por qué, solo ese día se fue de mi vida, así de rápido, así como llegó. No dijo ni una sola palabra solo entendí que ya no éramos nada cuando lo vi besándose con alguien más.
Mis amigas me decían que todo el tiempo, durante los 7 meses que estuve con él, lo hacía a mis espaldas. Fue un error muy grande no haber escuchado, pero no podía creer en algo que no me constaba. Pero realmente, yo ya lo había visto muchísimas veces, me negaba a creerlo y solo decía que era mi imaginación.
Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Pasaron estos 7 meses, tal vez nunca creí a lo que mis amigas decían porque él se comportaba igual conmigo; no era cortante, frío, no me trataba como amiga. Él estaba bien. Y ya ven que dicen que cuando te engañan, él es diferente contigo. La verdad eso jamás lo vi y mucho menos lo sentí.
He de admitir que era lógico que eso pasaría tarde o temprano, no porque todos los hombres sean iguales, sino porque honestamente el convivía con muchas chicas, en todo su receso él estaba rodeado de puras chicas, a veces prefería estar con ellas que conmigo.
Todos decían que era un mujeriego por convivir con tanta chica podrían decirlo, pero… No se equivocaban, porque él amaba jugar con cada chica que se dejara.
Yo ilusamente creí que lo decían por envidia o porque fueron algo de él.
Pero yo muy en el fondo sabía que era cierto. Aun con saberlo me negué a renunciar a su amor.
Entonces, las críticas de mis amigas hacia él, sus chismes, me tenían harta, por más harta que pude llegar a estar, siempre lo defendí.
Un día, estando con él, bajaron todas sus amigas con las que todo el receso a partir de los 3 meses estando con él se juntaba con ellas todos los días, me hacía a un lado.
Bueno, bajaron, y todas ya sabían que yo era su novia, les valió y se le aventaron a besarlo. Creí que pondría un límite o que no se dejaría, pero hasta el las besó. Se fue con ellas y me dejo ahí en sala de maestros.
Se desafano de mi por completo.
Por 2 meses, en total ya llevábamos 5 meses; los otros dos meses, se dignó a estar conmigo en el receso, y no porque él quisiera, sino porque iba por él y lo obligaba a estar conmigo. Creo que hay cambio todo.
Yo era quien iba y le rogaba para que mínimo me saludara de mano (aun siendo su novia), le rogaba para que me hablara, yo era quien iba y rogaba para todo.
Desesperada por saber si él y yo aún seguíamos siendo algo, aunque era más que claro que ya no. ¡¿Me atreví y le pregunté “Aun seguimos siendo novios?!» a lo que él respondió «Si, claro que sí». En ese momento me sentía tranquila y feliz otra vez.
Ese mismo día baje al baño, él iba en un salón diferente y yo en otro y sus amigas también iban en otro salón.
Baje al baño, cuando me pareció haberlo visto en el lavamanos abrazado con una de primero. Bajé cuidadosamente las escaleras para evitar que me viera, y si, efectivamente, estaba abrazado con una de primero, la dejo de abrazar, la agarró de la cintura y la besó en la boca. La chica se subió a su salón y el seguí ahí. Me espere para ver que más hacia. Bajó una de segundo año, una de sus tantas amigas, la vio, la abrazó, la cargó y la besó.
Ya que ella se fue a su salón, el hizo lo mismo.
Entré al baño llorando de un coraje espantoso. Salí del baño y subí a mi salón.
En esos dos meses estaba aun con él, también me llamaron para que pudiera participar en la escolta.
Él se volvió mandón, frío, cortante, insensible. Cambió completamente.
Yo creí que, si era más cariñosa con él o le demostraba más, podría dejar de hacerlo.
Y así lo hice, fui más cariñosa, le demostré más. Pero no, cada vez que era cariñosa o romántica él decía «Ay, aquí vienes con tus cursilerías, ve a empalagar a otro lado» «¡Que me abrazas!, Quítate! »
Todos mis intentos fueron fracasos.
Pasaron los días y bueno, ya no lo hacía tan seguido, pero si era de verlo con tanta chica a su alrededor y el feliz de la vida, besando a una y otra cada hora.
Mis amigas seguían atacándolo y yo seguía defendiéndolo, aunque el ya no fuera nada mío.
Lo veía conectado, y me daban muchas ganas de hablarle, pero me daba pánico.
Un día me animé y lo hice.
Le escribí un hola, y le pregunté qué había pasado para que llegáramos a terminar… Jajaja el solo respondía… «¡¿Lo nuestro terminar?!, no pudo terminar… Porque nunca lo hubo». Al leer eso, a cualquiera le parte el corazón en mil pedazos. Solo lo leí y ya no contesté.
Aun quería estar con él, luchaba por él, le rogaba, le demostraba lo que sentía por él.
Pero eso, jamás funciono.
Yo tenía que entender que lo que pasó, jamás pasó y que el solo jugó conmigo, así como era su costumbre.
Mis amigas me decían que me lo habían dicho, y que ya no llorara por él.
Realmente mi llanto no era por el precisamente, era por frustración de que todo mundo me lo decía y no quise escuchar, que lo vi con mis propios ojos y ni así entendí, que solo fui una más del montón.
Me enojé, me frustré, me destrozó.
Así que, no entré en una depresión como tal, pero si estaba muy mal.
Mi única mejor amiga, que siempre me decía la verdad y siempre me apoya me hizo cambiar completamente.
Dejé atrás todo mi dolor, aquello que solo jugó conmigo, solo me usó, solo me ilusionó y me botó, aquel que siempre di todo por todo con él y el siempre eligió a quien menos lo apoyaba y a quienes lo rechazaban.
Decidí dejarlo atrás y enfocarme a mis estudios.
Todos los días lo veía, con una chica diferente y diciéndole cosas diferentes, las típicas mentiras…
Me volví fría, muy fría, deje de creer en que el amor algún día llegaría a mí, me volví muy realista y cruda con las personas, muy egoísta, muy diferente a todo lo que llegue a ser.
El cínicamente aun intentaba hablar cariñosamente. Caminaba hacia mí, se acercaba e intentaba besarme en la mejilla como un saludo.
Yo solo me quitaba y le rechazaba el saludo y también lo deje con la mano extendida.
Me imagino que se sorprendía mucho al ver no nueva reacción. Y él no se cansó y siguió intentando que lo saludara. Una parte de mi cambio era ser fría, mas no mal educada entonces lo saludaba de palabra, evitaba tener cualquier tipo de contacto físico con él.
Y si me hablaba, era muy cortante y grosera.
Me volví una perra sin corazón.
Tal vez hice mal, tal vez hice bien, no lo sé. Pero aprendí de todo lo que este idiota me hizo y sabía que jamás se lo volvería a permitir a alguien más.
Recuerdo el día perfecto en el que llegó y me dijo «¿Podemos hablar?» -Si no es algo importante, no- «Lo es» – ¿De qué se trata?!- «¡¿Quieres volverlo a intentar ?!»
En cuanto él dijo esa frase, me sorprendí y creí que cambiaría. Pero no se espanten, ¡¿dije – ¡¿Para qué?! Si todo seguirá igual-. Él dijo «Cambiaré, lo prometo». Jajaja, me puse a pensar y me dije, si durante esos 7 meses me lo dijo y nunca lo hizo y le di muchísimas oportunidades y nunca cambio. Ahora menos lo haría.
Solo ese día y en ese momento, lo vi a los ojos, (aquellos ojos que alguna vez me miraron con amor puro) y acerqué a su boca; para verla a detalle. Solo me acerqué y me di la media vuelta y me fui.
No es que me haya dado miedo decirle que ya no seriamos nada, porque solo jugó. Pero no podía decirle que no porque en el interior sabía que me daban ganas de seguir, pero sería algo masoquista y estúpido. Pues siempre durante esos 7 meses quien realmente amo fui yo.
A pesar de ser fría como ya lo era en ese momento, me sentí muy mal, pero eso no haría que mi día también lo estuviera.
Tiempo después lo vi en el receso con sus amigos, al parecer ya no les hablaba a sus amigas. Yo estaba con mis amigas caminando por todo el patio, él se acercó y me intento saludar de mano, solo le dije «Para mi tú ya estás muerto y yo no habló con gente muerta». Al decirle eso, muy dentro de mi sabía que estaba haciendo mal, pero a la vez bien pues era lo mínimo que se merecía.
Al decir eso todos sus amigos se burlaron de él, fue una humillada de esas buenísimas.
Desde ese momento no me hablo y ya no me volvió a hablar.
Hasta que un día, ya estando en tercero, me vio y se atrevió a pedir perdón por lo que hizo.
Y nuevamente me pidió que lo intentáramos y que todo sería algo serio y algo bien.
Jajaja, me dio mucho gusto escuchar eso, pero me hubiera dado más si me lo hubiera dicho cuando aún sentía algo por él y cuando era y estaba a tiempo. Se lo dije. Solo respondió con cara de sorpresa; tal vez no lo hice porque no sabía lo que realmente vales y lo mucho que me importas. En ese momento mi cara de sorpresa diciéndole; nunca sabes lo que tienes hasta que lo ves perdido o tal vez si lo viste, pero Creíste que siempre iba a tolerar tus mentiras. El en ese instante, comenzó a reír. Aún sigo pensando el por qué. Se acercó y me dijo al oído; ¡sabes que siempre te voy a querer y mucho! Te amo pequeña. Me sorprendí en ese momento, y le dije; lástima que ya lo dices demasiado tarde, pero solo puedo decirte que yo siempre te amé aun cuando tenía muchas razones para odiarte. El me apretó la mano y me jalo y me abrazó. Yo solo tuve mis brazos en su pecho, pero no correspondí el abrazo. Bajó su cabeza, me vio a los ojos y en ese instante me besó en la boca, pidiendo perdón por no hacerlo a tiempo. Yo sólo me quedé normal y le dije; tu y yo jamás podremos estar juntos, eres inestable y eres un imbécil, solo juegas con las pobres chicas.
Solo se comenzó a reír y mejor se fue.
Es que esa es la realidad, solo fue una ilusión. Porque nunca me dijo «seamos novios» sólo asumí que lo éramos por sus tratos. Así qué, solo jugó conmigo.
Me hizo cambiar, pero el cambio debió ser diferente ya que gracias a eso me prive de muchas cosas.
Así qué, moraleja.
Jamás den más de lo que no les dan.
Si ustedes dan más en una relación, algo está fallando.
Y lo más irónico, ya para terminar, es que envidiaba a cada chica que estaba a su lado y ahora cuando lo veo de este lado, me da pena por cada una que lo esté.
Y bueno no hay peor ciego que el que no quiere ver…