Franc era un chico extremadamente tímido y sensible al cual la vida no le había sido favorable, tanto en lo personal como en lo sentimental.
En lo personal, debido a su timidez, tenia problemas en su relación con los demás, eso, acompañado de su físico, poco agraciado, le hacían sentirse un ser insignificante.
Su mayor baza, sin el saberlo, era una intensa y penetrante mirada, que acompañada del color verde de sus ojos, hacían la delicia de las chicas.
En lo sentimental, se enamoraba con facilidad, pero hacia de ese amor su amor platónico ya que debido a su timidez, no era capaz de declarar su amor a la chica de sus sueños.
Se había enamorado antes, de otras chicas, pero jamás pensó que esta vez, sería de verdad su primer y gran amor. A sus 25 primaveras, estaba a punto de conocer por primera vez lo que el amor le deparaba.
Como cualquier chaval de su edad, Franc solía salir cada fin de semana con sus amigos a la discoteca.
Unas veces en su pueblo y otras en los pueblos vecinos, pasaba los fines de semana acompañado de sus colegas, haciendo lo posible por divertirse y pasarlo bien.
Como otro día cualquiera, Franc y sus amigos entraron en la discoteca en la que desde hacia un tiempo solían pasar sus fines de semana. Al entrar, Franc dirigió su mirada hacia el guardarropas y vio que no estaba la chica de costumbre. Se dirigió hacia el mostrador, saludo educadamente a la chica y como de costumbre depositó allí su abrigo.
Paso la noche de fiesta con sus amigos y al terminar pasó de nuevo por el guardarropas para recoger su abrigo.
Esa fue la primera vez que vio a María.
María era una chica algo mas joven que el, morena y muy atractiva, con una dulce mirada y muy conversadora. Tenia una bonita sonrisa, rebosaba alegría y juventud. Estaba llena de vida, contagiaba a los demás con su sonrisa y tenia una facilidad exquisita para atraer la atención de los demás.
En aquel primer encuentro Franc y María solo cruzaron un saludo pero también una corta pero intensa mirada que en ambos despertó interés.
Uno tras otro, pasaban los fines de semana Franc y sus amigos, en la discoteca donde trabajaba María.
Franc, cada vez perdía mas tiempo en el guardarropas para depositar su abrigo. Le gustaba conversar con María y a ella también le gustaba conversar con el. Había noches que el aburrimiento hacia presa de el y se dirigía al guardarropas para charlar con María. Era evidente que entre ellos estaba surgiendo algo.
Como ocurre en la mayoría de los sitios, con la llegada del verano, cambiaba toda la movida juvenil y la juventud empezaba a desplazarse a la costa para disfrutar del ambiente veraniego. Por este motivo Franc y María pasaron el verano separados el uno del otro.
Con la llegada del otoño, la playa empezó a quedarse desierta y todo volvió a la rutina. Franc retorno al pueblo de María y nuevamente retomaron su amistad que si bien no era especialmente fuerte, por lo menos se mantenía.
Fue en las navidades de ese año y tras un periodo en el que Franc y María se habían visto muy poco, cuando Cupido hizo acto de presencia.
Como era costumbre, a la llegada al pueblo, Franc y sus amigos solían hacer su primera parada en un bar situado frente a la discoteca donde María trabajaba.
Esa noche prometía ser especial, fuese por la magia de la navidad o no, todo tenia un color diferente.
Salen Franc y sus amigos del bar, con intención de entrar en la discoteca cuando se advierte una joven elegantemente vestida; traje largo negro, zapato de tacón alto, abrigo y un ligero toque de maquillaje. Era María, estaba guapísima, venia con sus amigas, ya no trabajaba en la discoteca.
Franc sintió la estremecedora reacción de la adrenalina al ver a María tan guapa, tan elegante. Su corazón se aceleró, incluso sintió que se sonrojaba un poco cuando María con su dulce voz saludo amablemente a Franc. Solo pasaron un rato juntos, ya que en esa noche tan especial la tradición era pasarla con la familia.
Fue entonces, en esa misma noche, en aquel mismo momento, cuando Franc comprendió que se había enamorado de María.
Desde aquel día, Franc y María pasaban mas tiempo juntos, hablaban de la vida, de ellos, de sus posibles planes en común. Mientras mas se conocían, mas era el interés que se despertaba en nuestro amigo Franc.
A veces solían salir solos y otras veces salían en pandilla, pero cada vez era mas el tiempo que compartían.
Franc planeaba mil y una forma de declarar su amor a María, pero su timidez siempre hacia acto de presencia y le era imposible hacer saber a María sus sentimientos hacia ella. Así pasaba el tiempo y Franc se sentía frustrado por aquella situación.
Un día se armó de valor y se prometió a si mismo que de ese día no pasaría el que María supiese sus sentimientos hacia ella. Solos los dos, en la discoteca donde tan buenos momentos habían pasado juntos, Franc hablaba con María, las manos le sudaban, la voz le temblaba y el corazón latía a cien, pero fue capaz de declarar su amor a María. Para su sorpresa, la reacción de María fue un poco de indiferencia, pues ella estaba enamorada de otra persona.
Destrozado al no sentirse correspondido, Franc pensó en desistir, olvidarse de todo y dejar todo aquello que parecía imposible,pero era tal el amor que sentía por María, que no pudo apartarse de ella y decidió conformarse con tenerla aunque solo fuese como amiga.
Seguía hablando con ella, la acompañaba en todo momento, salían juntos de paseo. Había veces que Franc pasaba por su casa a recogerla, la cuidaba y mimaba, la agasajaba con regalos y la hacia sentir una princesa.
Por su parte María, sentía que Franc estaba obsesionado con ella y que lo que el llamaba amor no era tal amor sino obsesión, pero muy en sus adentros ella también empezaba a sentir algo especial por el.
Cada día que pasaban juntos Franc daba gracias a María por quererlo tanto y ella solo se limitaba a sonreír complice de aquella estupidez que el pronunciaba.
Cierto día, refugiados en su nido de amor (su pequeño coche), María acarició a Franc, este sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, el, seguro de si mismo, correspondió su caricia. Tomó su cara con ambas manos, la miró fijamente a los ojos y pronunció estas palabras «por una vez, voy a hacer lo que me dice el corazón y no lo que me dice la cabeza». Ambos se fundieron en un intenso beso en el que Franc entrego a María su corazón y su alma. Acto seguido la volvió a mirar a los ojos y le dijo «te quiero», el «te quiero» mas profundo y sincero que una persona puede expresar, María puso su dedo índice sobre los labios de Franc en un intento de hacerlo callar y dijo «calla, no digas eso, no lo merezco», pero el lo repitió una y otra vez para que no hubiese duda de su amor. María se sintió abordada por aquella situación y sintió miedo, miedo de tanto amor, miedo de no poder controlar aquello, miedo de el, de que fuese su verdadero amor y no saber corresponderlo.
Todo sucedió deprisa, se plantearon su situación y decidieron darse una oportunidad. En principio todo parecía ir sobre ruedas, salían, se divertían, paseaban y compartían sus vidas, pero nuevamente en María aparecieron las dudas. Todo empezó a decaer, Franc no se sentía correspondido y María nuevamente sintió que Franc solo estaba obsesionado con ella.
Ante esta situación empezaron las discusiones y la decadencia en la relación, hizo que Franc tomara la decisión de romper con todo aquello.
Una noche, en el que hasta entonces había sido su nido de amor, Franc habló con María sinceramente y le comunico su intención de no seguir con esa relación, de acabar definitivamente con su amor y con su amistad, ella estuvo de acuerdo en romper su relación pero no en romper su amistad. El insistía en que era necesario acabar con las dos cosas, amor y amistad, para no hacerse daño mutuamente. Hablaron toda la noche, se sinceraron el uno con el otro y se despidieron con un triste adiós.
Desde ese día, Franc estaba triste, aburrido, solitario y destrozado en su interior. Tal estado de animo lo llevó a sumergirse en una profunda depresión, no dormía, no comía y estaba todo el tiempo de mal humor.
Ante tal estado y en un intento desesperado de recuperar aquello que había perdido, hablo con María y le preguntó si estaba segura de la decisión que habían tomado, ella asintió que sí.
También le hizo saber a Franc, que se había dado cuenta que aun seguía enamorada de su anterior amor.
Esto ultimo, hizo que en Franc se desatara su rabia interior, pero tratando de controlarse y con toda tranquilidad prometió a María que jamás volvería a molestarla y que no volvería a saber de el.
Lleno de odio y rabia desapareció de la vida de María, pero por mas que lo intentó jamás pudo olvidar aquel amor.
Verdaderamente, el primer amor, ese primer gran amor que todos alguna vez hemos sentido, es el que perdura en el tiempo, el que nunca se olvida y el que se lleva una parte de nuestra alma y de nuestro corazón.