MaGa quiere que conozcamos su historia, una historia de amor con una infidelidad de por medio, vista y contada desde un lado que pocas veces nos paramos a pensar, el lado de la bisexualidad. «Ni Adán ni Eva, era la manzana.»
La intensidad de las relaciones no se contaba en años, no en esta historia de amistad, amor, atracción y engaño.
Ella llevaba 4 años de pareja y dos hijos, uno de ellos compartía con la pareja hasta ese momento; pero ya había sufrido la poca delicadeza que ofrecen los hombres al amor, y fruto de la anterior relación tuvo su primer hijo.
No es la típica historia común que logra explicarse, ella supo ganarse mi atención de inmediatamente, pero nunca estuvo en mis planes llegar hasta donde la atracción quiso.
Mi relación de pareja llevaba 8 años, muchos posibles engaños por parte de él que nunca pude confirmar con hechos, dos embarazos perdidos y muchos proyectos juntos. Un amor inestable por un hombre que no supo alimentar ese amor que sentía por él; y a falta de atención por parte de mi actual, mi mente me hizo jugar con lo que sentía y comencé a tener una atracción por una mujer durante mucho tiempo, la cual solo se concretó a través de fantasías por mensajes y un par de besos.
Pero esta no es la historia de amor que vengo a contar; sino cuando «ella» se cruzó en mi camino. Había algo en su mirada que me decía que nuestras vidas ya se habían cruzado en otra ocasión.
Un viaje nos unió y la misma pasión por la comunicación, mantuvo viva esta relación.
Luego de un tiempo de amistad sentí la necesidad de explicarle de mi bisexualidad, ya que veía la necesidad de poder depositar en ella mi otra historia de infidelidad y de amor no correspondido.
Su deseo y curiosidad hicieron que ella depositará en mí sus fantasías más profundas. Ella es la persona más directa, y no exceptuando este caso una mañana escribió un mensaje de texto a mi número, explicando que se sentía atraída por mí que necesitaba resolverlo, que debía hablarlo conmigo. Fue en ese momento donde coincidimos en el sentimiento, mi corazón empezó a palpitar y no podía creer lo que me estaba sucediendo. Luego de intercambiar mensajes llegamos a pactar un encuentro como lo veníamos haciendo para charlar, porque no solo nos unía una amistad sino también el área de trabajo.
Mi pareja trabajaba de tarde y pactamos ese horario para encontrarnos.
El horario tan esperado se concretó, los nervios se apoderaban de nuestros cuerpos y manteníamos una conversación de amistad, ninguna de las dos hacía referencia de lo que se había hablado por mensaje. Hasta que mi ansiedad no pudo aguantarse. Me mantenía sentada cerca de ella frente a la computadora de escritorio en mi departamento, el mismo que compartía con mi pareja. Y de mi boca salieron expulsadas las palabras exactas para iniciar la conversación que nos llevaría a otro nivel esa de la tarde…
-Necesito que me digas o expliques lo que me mandaste por mensaje!
¿Con cara de nervios y mirándome muy de cerca me contesto- De verdad quieres que hablemos de eso?
Yo con postura de…tengo control de la situación, exclame – ¡sí! Quiero que me digas que te pasa conmigo.
Ella intento explicar lo que sentía por mí, la situación sentimental por la que atravesaba y su postura frente a mi relación de amantes que yo mantenía.
La situación de incertidumbre que viví frente a su planteo hizo que pensará que hacer con su boca a tan pocos metros de mí. Solo quería depositar en ella tanta espera, tantas ganas, tantos nervios.
Sin dudarlo ni pensar en mi pareja ni en la de ella, y luego de un momento de silencio decidí girar su silla y decirle que manteniendo tanta distancia entre nosotras nunca pasaría nada. Solo decidí agarrar su bello rostro y besarla, sin culpa y con muchas ganas.
A ella se la veía disfrutar del beso, pero yo que debía ser la que tenía el control y el conocimiento de lo que debíamos o no hacer, tenía que optar por seguir o detenerme. Y decidí lo segundo, detenerme me pareció la mejor opción para ver su reacción. Mi cuerpo explotaba de adrenalina, mi corazón no dejaba de palpitar con ganas de salirse de mi pecho.
Deje de besarla la mire, sonreí, pregunte si estaba bien. Ella sonrió y asintió con la cabeza un sí. Yo decidí levantarme de la silla y encarar hacia la cocina a calentar más agua para el mate que habíamos dejado estar para que esto continuara con una charla un tono más romántico. Pero no llegue a cargar agua mientras ella se peinaba que salió en mi búsqueda.
Juro que mi mente exploto, intentaba que los vecinos no vieran nuestra situación desde el balcón. Y la lleve lentamente al sillón que tenía dentro del living del departamento. Nuestros cuerpos se sentían rendidos uno al otro, y esto pasaría a otro nivel ya que nuestras ganas de complacernos eran demasiado. Decidí cerrar la cortina de la ventana balcón y despertar en el sillón todas las fantasías que teníamos. No borrare nunca más su pregunta de mi mente, – esto puede volverse una adicción? Mi respuesta fue inmediata, -todo lo adictivo en exceso es malo. Esta pequeña conversación resolvió todo lo que sucedió con nuestras vidas.
Ella debía volver a su casa con el hombre que nunca la supo tratar como debía y yo en mi departamento asombrada de todo lo que me hizo sentir.
Ella quiso mantener esa relación paralela conmigo al igual que yo, pero primero a ella los sentimientos le jugaron una mala pasada y empezó a enamorarse de mí. Yo no desplazaba en ella más que mis ganas de sentirme bien y con hambre de más.
Esta historia sería muy larga si les contara su desenlace. Pero solo me queda contarles que ella se separó de su pareja, no solo porque ya no sentía más nada por él sino porque traslado todo lo que sentía en mí. Algo de lo que me arrepiento de no haber aprovechado. Yo continué con mi pareja sin que se enterará de lo que había hecho, pero con batallas internas que me pedían que terminará con mi relación que me fuera con ella.
Nuestras vidas compartidas como amigas y amantes hizo que nos viéramos en la situación de compartir momentos cada una con su pareja. Esto llevo a que ambas muriéramos de celos, que deseáramos cada vez estar más tiempo juntas.
Pero bueno…nosotras dejamos de ser amantes ya que yo no quería estar solo con ella y nuestra amistad continuo.
Ella como lo mencione dejo su pareja a raíz de la violencia que sufría y se hizo de pareja con mi amiga, si como leíste…mi amiga a la que yo le contaba toda mi historia con ella. Hoy ya no siento su aroma como antes, pero la veo y no puedo dejar de proyectar mis deseos en ella. Y pensar que mantiene una relación con una ex amiga mía me parte a la mitad, más allá que ella no ha dejado de hacerme pequeños detalles y hacerme saber que fui algo importante en su vida, nunca dejamos de decirnos lo que nos hicimos sentir, lo bueno y lo malo; las buenas experiencias que vivimos y esas anécdotas que no podremos compartir con nadie.
Yo sigo visitando su casa y ella la mía, seguimos teniendo esa química para trabajar y continuamos sufriendo por algo que no pudo ser porque el destino lo decreto así.
Gimena dice
Buena historia MaGa